Eran tres niños y la gente del pueblo les decía los pequeños traviesos. Todo el día se la pasaban molestando a la gente y haciendo pequeñas locuras. Un día los pequeños encontraron, un galón de gasolina pensando que era agua se fueron a la estación de policía, regaron la gasolina. El policía prendió un cigarro y botó el fósforo, la estación se estaba quemando, mientras que llegaban los bomberos el oficial les dijo: ¡no vuelvan a hacer esto! es muy peligroso, llamare a sus padres.
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